“Vine a buscarte harto de no encontrarte por andarte
buscando”
Días enteros, noches
en compañía de la tenue luz del monitor, voces que ensordecen el ingrato y
adictivo silencio de las mañanas, las tardes, y las noches incompletas…
Planes que se desvanecen
cual integridad de la vida pública en España o la virilidad en Gran Bretaña.
Los sueños que no
quieren aterrizar tampoco son capaces de despejar del todo y al término, la
repercusión recurrente de siempre; ¿Qué coño estoy haciendo?
“Cielo arriba, suelo
abajo”…
No soy de los que son pueblo, gracias a dios que no, tampoco
soy de los que son tunacia. Soy alguien, y hasta ahí bien, pero no me encuadro
en ningún retrato. Ni quiero ni puedo, lo he dicho muchas veces…
Y de lo que soy se
que lo que soy, y lo que no…, también. Al menos a efectos prácticos lo se.
¿Pero quién es quién que sabe quién es? Yo desde luego no.
Con la cabeza alta
puedo decir que he sido, y he sido con escollos, ahogos y dificultades. Pero he
sido lo que he querido ser, y eso amigos míos, eso es el mayor regalo que os
podéis hacer si algún día queréis haceros un regalo, a vosotros y al mundo.
Y con humildad y
prudencia, la máxima que mi ego autocomplaciente me permite exteriorizar, puedo
decir que me queda por aprender, o lo que es lo mismo equivocarme, mucho y
copiosamente.
El qui de la cuestión es ¿Qué es un error? que sin duda nos
exasperará en un futuro quizás no muy lejano, dentro de 5 minutos puede ser.
Pero que ahora parece ser perfecto, y lo es porque todo es perfecto llegado el
caso. Incluso lo que es lo más imperfecto, lo más impuro, lo más tenue y
carente de sentido, es sin duda alguna, lo más perfecto llegado el caso.
Porque todo es
relativo, maravillosa y embriagadoramente relativo, es genial, es mi mayor
regalo, es mi castigo, mi pena, mi primer circulo dantesco, es la vida en todas
las vertientes posibles, improbables e imposibles. Es elementalmente, elegir.
Divago, y es porque me da miedo decir lo que quiero decir,
porque se que cuando elija lo posible será improbable, y lo que fue posible
será imposible.
Pero el mero echo de no elegir por el miedo a lo que puede
ser conforma un castigo tal que nos impide llegar al paraíso. Y puede ser eso
lo que me empuja a actuar cuando no quiero hacerlo obligándome ha hacer lo que
quiero.
Hace ya mucho tiempo
me vino, y de forma bastante epifánica, la conclusión de que cuando dude vasta
con recordar una premisa, simple. Recordar
y actuar según la meta cumbre que quieras obtener. Las divagaciones en ciertos momentos pueden
ser enemigas despiadadas.
La multiplicidad de
caminos reales tiene gran peligro, pues corremos el riesgo de olvidar lo que
queremos, y con ello quienes somos. Pues somos lo que somos en cada momento,
condicionales a lo que estamos siendo cuando obramos.
No digo nada nuevo y lo se, pero hace años, muchos, que
nadie dice algo nuevo. No me carguéis a mi más de la culpa que me concierne.
Se que es lo mismo
que ayer, pero ya no expresa como antes. Y eso lo hace digno de ver. Y es que ,
la genialidad, ya en términos generales, a veces pasa por expresar lo que hacía
tiempo ya se había echo con el matiz que da la relatividad…
Y todo esto, ¿Qué hora es? Parece que ahora no es momento, y
eso es lo que importa.
Y permitidme un
inciso a mi querida antagónica e inseparable amiga la ciencia objetiva.
Aquella a la que llaman τὰ φυσικά o physica. Porque expresar es el lenguaje de dios y
la física lo es también. Porque dios es logos y Jesús verbo.
“Si he
logrado ver más lejos, ha sido porque he subido a hombros de gigantes”. Dijo Sir
Isaac Newton, y sin duda yo nunca hubiese podido llegar donde he llegado si no
hubiese sido por la acción de los que piensan y son. Aquellos a los que yo
admiro y aspiro en cierta medida. Y a los que sin duda les doy las gracias
todos los días. Los que morirán con una
sonrisa pues han vivido según sus normas.
Así
pues siempre, y no sólo de mis confesas aficiones de erudita curiosidad,
pretendo la extrapolación de cuanto conocimiento en su intrínseca naturaleza lo
es, puesto que hay conocimiento… y conocimientos…, mas esa es otra historia que
ahora no nos atañe.
Un
viejo maestro me dijo en una ocasión: “lee por delante”, y desde entonces llevo
buscando la lectura que me haga conocedor, mas se que las lecturas son muchas y
esta es la mía.
Quién
iba a imaginar que aquella tarde yo iba a coincidir con el milagro de ocupar el
mismo espacio, a la misma hora, y que ciertos ojos se jijaron donde lo
hicieron. De veras, quién iba a imaginarlo. Ni yo mismo aunque lo buscase en su
momento. Mi primera impresión fue sentenciosa, sabía lo que quería como y cuando.
Luego
como las cosas no salieron tal y como se espera, ¿Y cuando coño son así? Los
caminos se tornaron… diferentes.
Me
dieron reparos sin duda cuando me di cuenta, y mentiría si dijese que muchos de
mis escritos no están inspirados en cuanto creí cierto y que aún lo siguen
siendo, llegados al caso. Lo se, no es fácil, pero es más estimulante así.
Tome
caminos de los que no me arrepiento, de hecho nunca lo he hecho. Y que me
llevaron a felicidades estúpidas, y a ciertas tintas de la dolorosa madurez de
darse cuenta que no se puede aceptar todo tal y como viene. Pero también me
reportaron emociones positivas, y lo que es más importante una causa por la que
vivir.
Ahora
bien, ¿Por quién estaba luchando?, ¿Por mi? Eso sin duda, es axiomático.
Pero
si ahondamos en el verdadero propósito de las cosas ¿Cuál es la letra, quién
está detrás?
Mi
respuesta es clara para estos casos, y aunque desmonte muchas estructuras, se
que las construí con un propósito, lo que me da miedo es decir en alto Cual…
De forma anecdótica recuerdo que solía, poco
tiempo atrás tener una disputa de similar aspecto, aunque de incomparable
intrascendencia respecto a esta. Que me disociaba también entre las mismas
cifras. 3 o 22. ¿Historia cíclica,
epifanía, coincidencia?. El caso es que vuelve ha arreciar.
Yo se cuál era mi
primera meta y a la que me debo, la que a priori fue mi decisión y mi deseo es
a la que sinceramente anhelo.
A ella legitimizo cuanto ha sido inspiración y deseo.
Amo el conocimiento, por ende, el propósito de toda esta
parafernalia es que esta alusión llegue a la persona indicada.
Y con suerte,
llegará…