Micro expresión, porque el tiempo a veces no acompaña, de
una de mis mañanas de tedioso trayecto en guagua.
Per
a tu...
El avance evolutivo
de cualquier proyecto es incierto, muchas son las variables que lo condicionan
arrastrándolo muchas veces, quizás más de las que quisiéramos a lugares
inhóspitos y sombríos, probablemente más por propio desconocimiento que por su
naturaleza. Pero sombríos al fin y al cabo.
Muchas han sido las
experiencias vividas en este proyecto, que es a mi entender el más ambicioso de
cuantos me he embarcado. Hablo sin lugar a dudas del hecho de hacer feliz a
otra persona y de recibir recíprocamente lo que le pido sin saberlo.
En un segundo, con un mero saludo, elimina todo rastro de
negatividad que pudiera estar presente. Y es que por algo ella es mi todo.
Ahora bien, los
pesares y temores son algo natural, y hasta buenos si nos permiten sacar lo
mejor de nosotros mismos. Mi miedo es no caer en la pesada rutina, no
aburrirla, quiero sorprenderla cada día,
nutriendo la relación paso a paso, a la espera de una de sus sonrisas furtivas
o uno de sus clásicos “idiota” como sólo ella sabe expresar.
Son tantos planes,
intentos, deseos de ir más allá para hacerla sentir como ella se merece… que
salen frustrados y al final algunos terminan imposibilitados.
Pero no me canso… ni
me cansaré de intentarlo de dar lo mejor, y más de lo que pueda dar. Porque hoy
puedo decir sin temor a equivocarme que tengo un proyecto, el proyecto de
futuro más bello junto a la chica más especial de cuantas he conocido.